martes, 10 de enero de 2012

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Querido diario:

Hoy he empezado un nuevo blog,pienso sacarle el máximo provecho contando todo lo que me ocurra.
Todos mis blogs son mundos subjetivos metidos en libros y ficticios,pero siempre hay alguna realidad subjetiva en nuestras vidas y eso es lo que quiero plasmar en las lineas de este blog de ahora en adelante.
No todos los dias vuelan pájaros en mi cabeza,asi que supongo que tendré que esperar a que alguno choque mi mente para escribirte y por supuesto hoy a chocado un pequeño pajartio,muy chillón por cierto.

Así está el cielo justo cuando he vuelto del instituto,parece increible como brilla el Sol en pleno invierno.Si lo piensas ser como el Sol estaría genial,porque aunque aveces una parte de las personas (planetas) te dé la espaldas siempre te mantienes brillando hasta que te muestra constantemente su cara.
Asi me gustaría ser cada vez que la gente me da la espalda o habla de mi a la espalda,pero ese no es el caso de lo que hoy a ocurrido.
Nombro al Sol por su constante brillo que me encantaria tener en todo momento...

Muchas veces cuando nos enfadamos decimos cosas o hacemos cosas de las que luego nos arrepentimos,y eso es de lo que quiero hablar hoy.
Porque no sólo hacemos daño a las personas a las que se lo decimos si no también a nosotros mismos por ser capaz de crear distancia con unas palabras que no han llegado a pasar por nuestra razón.
No hablo de que siempre sea con los amigos,también hablo de la familia.
Hoy por ejemplo tras ser regañada por mi madre no se me ha ocurrido otra cosa más genial que salir y quedarme en el parque de al lado de mi casa,haciéndola creer que me había ido más lejos y preocupándola.
Quizás ella luego no ha demostrado su dolor con lágrimas,pero recordad lectores que sobre todo tras los gritos se esconden los más preciados sentimientos.
Eso he aprendido hoy.

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